Tecno y Tendencias
16/2/2022
¿Autoconsumo? ¡Sí! Ya es casi una realidad, al menos para muchos ciudadanos. La electromovilidad ayuda a que el autoconsumo sea cada vez menos una utopía
Los gobiernos se ven cada vez más obligados a apostar por los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Esto significa que cada vez tendrán que hacer más sostenibles ambiental, social y económicamente sus modelos de gestión, su futuro. En este sentido, cada vez se apuesta más por las energías limpias, la reducción de la huella de carbono, la economía circular (en lugar de la lineal, a la que estábamos acostumbrados), entre otros muchos cambios.
Uno de los principales obstáculos para la sostenibilidad es la utilización de la energía. En España compramos energía a otros países por lo que el modelo apunta a ser autosuficientes también a escala nacional mediante la generación de energía eléctrica a través de fuentes renovables o alternativas (solar, eólica, hidroeléctrica, etc.). A esto va asociado la reducción en las emisiones de CO2 hacia la atmósfera, disminuyendo así la contaminación ambiental y mejorando la calidad del aire.
Así nace el autoconsumo, de la necesidad de producir energía limpia en el lugar que se va a utilizar. Se define como la capacidad de abastecerse eléctricamente de forma autónoma, sin necesidad de un aporte o fuente de electricidad o energía externa. En definitiva, ser autosuficientes.
Este modelo, hasta hace relativamente poco, no era posible. El famoso “impuesto al sol” limitaba el desarrollo de las energías renovables (solar) para el autoconsumo eléctrico, en nuestras casas. Hoy en día surge un nuevo modelo energético (y de negocio) que consiste en la venta de energía a las redes de transporte y distribución.
Este modelo se denomina “autoconsumo con excedentes” que consiste, básicamente, en que una persona vierte la energía sobrante de sus placas solares a la red y la comercializadora le compensa económicamente al finalizar cada mes en su factura de la luz. Lo veremos más adelante.
El autoconsumo ya se ha hecho una realidad. Actualmente es legal y más sencillo autoabastecerse. La instalación más básica consiste en la colocación de unos paneles fotovoltaicos y un inversor solar en casa. Estos paneles son capaces de captar luz del sol generando energía transformándolo en energía eléctrica para alimentar la red eléctrica de tu hogar y los electrodomésticos. Pero, además, puede generar excedentes.
Estos excedentes permiten hacer negocio “en casa” con la energía. De ahí el éxito actual de su implantación. Por si fuera poco, la instalación de paneles fotovoltaicos supone un ahorro de hasta un 30% de la parte variable de la factura de la luz (como norma general).
Igualmente, una rentabilidad a medio plazo, establecida en torno a diez años -en el caso de las instalaciones de autoconsumo doméstico- que se reduce a los cuatro años para las empresas.
Por si fuera poco, el precio de las instalaciones ha bajado notablemente, reduciéndose aproximadamente un 50% durante los últimos cinco años, además de mejorarse su eficiencia: se necesitan ahora menos placas para producir la misma potencia que años atrás. Su vida útil se establece entre los 25 y 30 años y el precio para una instalación doméstica ronda los 3.000 euros.
Las energías renovables son básicas para el modelo de autoconsumo. Nadie se plantea tener hoy en día un generador con gasolina en la puerta de su casa para abastecerse, si quiere ser autosuficientemente energéticamente.
La instalación de paneles fotovoltaicos es la solución más recurrente y demandada. También existe la posibilidad de tener minicentrales eólicas e incluso hidroeléctricas, en casos muy puntuales, aprovechando la energía del viento y pequeños saltos de agua.
La mayor parte de instalaciones de autoconsumo están, por tanto, basadas en energía fotovoltaica. La inversión necesaria a través de energía solar fotovoltaica, para tener una autonomía del 30%, es de unos 3.000 euros. Puede llegar a los 10.000 euros, con baterías y si queremos una autonomía anual del 80%. Lo cierto es que es muy difícil conseguir una autonomía del 100%, aunque se puede complementar con otro tipo de medidas: no solo de producción de energía eléctrica, sino de aislamiento térmico (mejora de los cerramientos e instalaciones), por ejemplo.
Existen modos muy interesantes de practicar el autoconsumo, el mejor ejemplo es el “autoconsumo colectivo”. Consiste en la instalación de una planta de generación de energía eléctrica que abastece a varios vecinos. Así, varios consumidores pueden asociarse a una misma instalación, impulsando el autoconsumo en las comunidades de propietarios. Estas plantas suelen situarse muy próximas al vecindario que las está aprovechando.
También, un tercero (o comercializadora) puede realizar una instalación de producción próximas a un consumidor -un ciudadano o unos vecinos-, y que en contraprestación por el coste de la instalación facture al consumidor en función de la energía producida y autoconsumida. Es una especie de modelo ESE (Empresas de Servicios Energéticos), en el que se paga la instalación con el beneficio obtenido.
¿Qué pasos se deben seguir si se quiere tramitar una instalación de autoconsumo en cualquiera de las modalidades?
El IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) ha desarrollado una guía en la que se describen los pasos necesarios para la tramitación de instalaciones de generación eléctrica en autoconsumo de cualquiera de las modalidades previstas en la normativa, tanto para instalaciones de autoconsumo individual, como para instalaciones en autoconsumo colectivo. Actualmente se puede consultar en la web del IDAE
Finalmente, un hecho destacable es el tándem que forman el autoconsumo y la electromovilidad. Los vehículos eléctricos son piezas clave en los modelos de autoconsumo, ¿por qué? Porque permiten hoy en día aprovechar la energía de la red, consumiéndola cuando más barata es cuando existe menor demanda, por la noche- y almacenarla. Además, existen modelos bidireccionales (V2G - Vehicle to Grid) que permiten conectar el vehículo a la red eléctrica doméstica para que éste abastezca a la vivienda, compensando así los períodos de “punta” y “valle” que se producen en el precio de la electricidad.
Si avanzamos aún más, esta pequeña instalación “inteligente” forma parte de lo que hoy se conocen como Smart Grids, o redes inteligentes de energía. Una red eléctrica inteligente es aquella que se asegura un sistema energético sostenible y eficiente, con bajas pérdidas y altos niveles de calidad y seguridad de suministro, equilibrando la oferta y la demanda de los diferentes usuarios conectados a la red. Con las redes inteligentes se optimiza el aprovechamiento de la energía, compensando los momentos de mayor producción (y menor precio de la energía) y los de mayor consumo (donde la energía es más
cara).
El autoconsumo, además, es prácticamente la única manera actualmente de demostrar fielmente que se puede circular con un vehículo eléctrico garantizando que la energía es 100% renovable.
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