Tecno y Tendencias
26/6/2023
Las conversaciones que Michael Knight y KITT mantenían durante sus andanzas reflejaban bien qué esperábamos de los coches del futuro. Y, sin embargo, el coche fantástico está mucho más cerca de lo que crees y, probablemente, de lo que nunca pensamos. La tecnología implementada ya nos permite, entre otras cosas, hablar con nuestro coche, pero también que tome algunas decisiones por nosotros que, además, suelen ser las más importantes. Esto es todo lo que esconde el cerebro de nuestros automóviles.
La inteligencia artificial está viviendo un momento de explosión, descubriendo al gran público todo su potencial. Pero, la industria del automóvil hace tiempo que está trabajando, desarrollando e innovando para mejorar (y ya aplicar) la inteligencia artificial en sus futuros coches.
Aprovechando la tecnología IOT, nuestro coche queda permanentemente conectado a Internet, por lo que tiene a mano un enorme potencial para mejorar la experiencia del usuario. Con la aplicación My Renault, el propietario del vehículo puede controlar aspectos esenciales para nuestro día a día, como el estado y la carga del coche eléctrico, activar de forma remota la calefacción de los asientos y el climatizador o planificar las rutas de nuestras vacaciones.
Todo esto son algunos ejemplos de un uso rutinario de nuestro coche, del día a día. Pero, además, el desarrollo de la inteligencia artificial permitirá al vehículo conocer qué se espera de él cuando un usuario concreto abre el coche. Es decir,
si todas las mañanas toma los mandos una persona concreta de la familia y por la tarde lo coge otra, el vehículo será capaz de diferenciar sus preferencias.
El Renault Austral E-Tech full hybrid cuenta con el sistema operativo de Google (Android Automotive OS) integrado en el propio vehículo. Este sistema funciona con una conexión a Internet de 3 GB/mes ya incluido. Así, no se necesita el teléfono móvil para nada al volante, pues cada perfil ya cuenta con sus propias aplicaciones.
Cada conductor tiene a su disposición sus notificaciones personalizadas o su aplicación favorita para la reproducción de música.
La inteligencia artificial potenciará además todas estas ventajas. El coche ya es capaz de aprender de nuestra manera de conducir y algunos anticipan los primeros gestos del conductor, adecuando la temperatura del habitáculo o la posición del asiento y del volante. Con el calendario de nuestro perfil, el vehículo es capaz de anticipar la ruta en el navegador, mostrando la duración estimada y el tráfico. Incluso, si detecta que todos los días y a la misma hora se acude a los mismos lugares (el colegio de los pequeños y, a continuación, la oficina del trabajo, por ejemplo) no es necesario incluirlo en el calendario.
Es, además, el primer paso de esta tecnología. En su desarrollo, ya es prácticamente una realidad que el vehículo pueda reproducir el tipo de música más escuchado durante nuestros trayectos rutinarios, ofrecer puntos de interés en las rutas en función de nuestros intereses o que, incluso, sea capaz de detectar posibles averías y anticiparse a las mismas para avisar al conductor de un posible fallo antes de que este se produzca.
Si la inteligencia artificial es una tecnología que ya se deja ver en nuestros vehículos, es normal preguntarse qué podrán ofrecernos los coches en el futuro. La gestión de nuestra información mediante sistemas inteligentes individualizará al máximo los servicios que los automóviles nos pueden ofrecer. Pero no solo es una ventaja para los pasajeros, también lo es en materia de seguridad para el resto de vehículos y personas que se mueven a nuestro alrededor.
El uso de asistentes virtuales para gestionar los controles de nuestro automóvil ya son una realidad, pero el gran reto que marcas como Renault y Google tienen por delante es conseguir que estos asistentes entiendan con mayor precisión el lenguaje natural con el que el conductor da las órdenes.
Las mejoras en este campo son esenciales para aumentar la seguridad y evitar que el conductor pierda la concentración mientras circula. En estos casos, el control por voz (y hasta el reconocimiento de distintos perfiles en un mismo habitáculo) es una pieza clave para mejorar todo el potencial que tiene por delante.
La definición de coches inteligentes no solo tiene sentido para la gestión de la información personal. El vehículo del futuro será mucho más seguro y algunas de sus ventajas ya se pueden disfrutar en el día a día. Los avances han permitido que el automóvil sea capaz de tomar decisiones por sí mismo a través de los sistemas avanzados de ayudas a la conducción para mejorar el comportamiento del ser humano.
Entre los objetivos que Renault tiene con su programa Human First está el de reducir al máximo la posibilidad de sufrir un accidente, agilizar el tiempo de respuesta colaborando con los servicios de rescate y así minimizar al máximo las consecuencias de estos. Con los “adas” o sistemas avanzados de ayuda a la conducción, el vehículo es capaz de frenar por sí mismo, detectar un obstáculo estático o en movimiento o, incluso, llevar a cabo una maniobra de esquiva si fuera necesario.
Aunque nos guste conducir, hay que reconocer que algunas de las situaciones que se nos presentan en el día a día son realmente tediosas. La innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías contesta a una pregunta recurrente: cómo serán los coches en el futuro. La respuesta es la mejor posible: más sencillos y cómodos de utilizar.
Es fácil encontrar una serie de tareas que cederíamos encantados a nuestros coches y que, además, algunas de ellas ya son capaces de realizar. El resto es solo cuestión de tiempo.
- Encontrar aparcamiento y estacionar sin intervención humana. - Viajar a una velocidad sostenida sin tener que pisar el acelerador.
- Mantenerse siempre en el centro del carril y evitar que lo abandonemos en un descuido.
- Adelantar a otros vehículos sin la intervención del conductor. - Ceder por completo los mandos en un atasco y que el vehículo acelere y frene con total independencia, manteniendo siempre la distancia de seguridad.
En los últimos tiempos se ha puesto en duda cuál es el futuro de los coches, haciendo referencia a la tecnología que los impulsará. Los coches eléctricos parten con la ventaja de no emitir CO₂, pero no hay que olvidar que los híbridos (enchufables o no) serán una pieza fundamental para garantizar un futuro sostenible y son el punto de partida en la electromovilidad.
En este sentido, aprovechando que el vehículo conectado está cada vez más extendido y que sus ventajas son evidentes, la geolocalización puede ser una pieza fundamental para el control de las emisiones de CO₂ de los vehículos. Así, un híbrido enchufable será capaz de estudiar la ruta a realizar y guardar batería para utilizar solo el motor eléctrico cuando se pase por entornos urbanos, tengan o no zonas de bajas emisiones.
Con las tecnologías existentes y su desarrollo, un coche es capaz de saber cuándo tiene que utilizar exclusivamente el motor eléctrico, cuándo priorizar el motor de combustión o, incluso, cuándo debe aprovechar este último para llenar las baterías del coche y tener disponibles un mayor número de kilómetros en ciudad circulando sin emitir CO₂.
Con las tecnologías existentes y su desarrollo, un coche es capaz de saber cuándo tiene que utilizar exclusivamente el motor eléctrico, cuándo priorizar el motor de combustión o, incluso, cuándo debe aprovechar este último para llenar las baterías del coche y tener disponibles un mayor número de kilómetros en ciudad circulando sin emitir CO₂.
La hiperconectividad y la conexión permanente de los vehículos no solo permite que el conductor obtenga una mejor y más individualizada experiencia o que cuente con una red de seguridad extra mientras conduce.
Además, permite que el vehículo pueda entenderse con otros coches y objetos de la carretera y de la ciudad, potenciando las ventajas de los vehículos autónomos.
Las redes 5G sirven para que facilitar que los objetos se comuniquen y envíen señales sin que los seres humanos tengamos que intervenir. Esto facilita en que, en el futuro, los coches puedan “hablar” para decirse unos a otros la posición que ocupan en la calzada, cuáles serán sus próximos movimientos, y también para que el vehículo calcule si podrá o no rebasar el siguiente semáforo o las condiciones medioambientales a las que tendrá que hacer frente.
Es decir, en el futuro se espera que los vehículos exploten todas las ventajas de las automatizaciones ya existentes, como el control de crucero adaptativo, el cambio de carril asistido o la frenada de emergencia. Pero, además, no necesitarán a los conductores para circular, pues lo harán por sí mismos.
Las dos grandes ventajas de la conducción autónoma se reflejan en: eficiencia y seguridad. ¿Cómo? Eliminando el factor humano, implicado en el 95% de los accidentes, según datos de la Unión Europea.
Además, la gestión del tráfico será más fluida con el coche autónomo. Los vehículos, en una conversación continua, serán capaces de encontrar la ruta más rápida y eficiente para llegar hasta su destino. Los automóviles conectados a Internet estarán avisados de accidentes y cortes de tráfico en tiempo real e, incluso, las autoridades podrán mejorar la seguridad en lugares durante momentos concretos del día, como pedir a los coches del futuro que prioricen rutas sin colegios en su camino a la hora de entrada y salida de los mismos.
El futuro del automóvil es apasionante y demuestra que estamos a un pequeño paso de que el coche del futuro sea ese coche fantástico que, en gran parte, ya utilizamos y es una realidad.
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